El capitalismo, gran máquina de pulverizar, devorar y asimilar el deseo busca codificar nuestras necesidades para que se tornen manejables. Los diferentes dispositivos disciplinarios y de control, a través de numerosas tecnologías de poder, como los medios masivos de comunicación, moldean nuestra conducta, nuestras libertades, de manera individual y colectiva. De esta forma se imponen reglas de intercambio, reglas de usos, coerciones y prohibiciones sobre los que se ejercen hegemonía: “nada de asociación, nada de movilización, nada de exigir derechos, nada de libertad de expresión”.
La colonización de la vida produce subjetividades aisladas, alienadas, incapaces de abrir líneas de fuga a un sistema que regula las velocidades de la producción y el consumo. Los cuerpos son vistos como objetos de mercancía y el plus queda en manos de los poderosos. Esther Díaz, filósofa argentina, dice que las actuales leyes de “protección al consumidor”, son el equivalente histórico de “los derechos del hombre y del ciudadano”.
Ante este panorama, resulta imprescindible una reflexión articulada, pensar que la vida no es una relación de competencia, de exclusión, de disputa entre ganadores y perdedores, como lo plantea el orden hegemónico.
Por estas razones, quiero compartir con ustedes unas ideas muy interesantes de las chicas y chicos de Iconoclasistas, laboratorio de comunicación y recursos contrahegemónicos, copyleft.
· Apropiarse del espacio público privatizado y mercantilizado. Para autogestionar actividades culturales, políticas y sociales invitando a participar gratuitamente de jornadas abiertas propuestas como una ofensiva al dominio estatal. Aprovechar el uso de herramientas culturales, expresivas y artísticas como el graffiti, stencil, volante, mural, teatro, etc. Para intervenir la ciudad con propuestas político- creativas.
· Cooperativismo y autogestión de las fábricas. Utilizarlas como herramientas de organización y administración de tareas fundadas en la ayuda mutua, la solidaridad, la equidad y la horizontalidad en la toma de decisiones; y como formas alternativas a la directiva de la patronal y a la burocracia del sindicalismo.
· Uso subversivo de las nuevas tecnologías. Disponer de la red de internet, y el teléfono móvil, entre otras, para bajar, copiar, piratear, distribuir y circular libremente información, comunicación y recursos para la transformación social.
· Desobediencia civil y social. Para enfrentar y rechazar las injusticias recubiertas de legalidad, pero también para desafiar y crear opciones frente al conjunto de mandatos y normas inseminadas socialmente instaladas para normalizar y encuadrar cuerpos, subjetividades y prácticas.
· Establecer lazos y solidarizarse con los que luchan. Vincularse a movimientos sociales y comprometerse con sus reivindicaciones como forma de aprendizaje y rebelión frente a las sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
· Toma de tierras. Organización popular en espacios asamblearios para la recuperación de tierras en respuesta a la crisis habitacional, como cuestionamiento a la lógica de la especulación inmobiliaria y los altos alquileres, y como forma legítima de presionar al Estado para garantizar la conquista de una vivienda digna.
· Socialización de recursos y conocimientos. Compartir y poner a disposición de otros saberes y prácticas, democratizar el uso de herramientas y tácticas para que circulen libremente y puedan ser recuperadas y reutilizadas para uso colectivo.
· Utilizar medios de contrainformación. Proponer y buscar alternativas a la hegemonía de los medios masivos con radios comunitarias, televisiones barriales y publicaciones generadas por movimientos sociales, militantes y estudiantes; reduciendo o eliminando el consumo de los medios comerciales.
· Organización laboral. Combatir la precarización en los lugares de trabajo articulando fuerzas con otros para potenciar y multiplicar la lucha en reclamo de condiciones de contratación justas que incluyan salarios dignos, obra social, asignaciones familiares, vacaciones, aguinaldo, licencias e indemnización por despidos.
· Redes de comercio justo. Consumir productos y servicios producidos alternativamente por movimientos sociales, pequeños productores y campesinos rurales que promueven la protección del medio ambiente, generan relaciones laborales y comerciales de respeto y solidaridad común, y fortalecen condiciones de vida digna.
· Boicot a las multinacionales. Evitando el consumo de productos cuya oferta está concentrada en marcas que cobran precios diferenciales para distinguir públicos de primera y segunda categoría, saquean recursos naturales no renovables y se benefician con mano de obra explotada.
· Reducir, reutilizar, reciclar. Disminuir la cantidad de desechos que van a parar a los rellenos sanitarios, clasificar la basura doméstica, buscar otras utilidades a lo roto, adquirir productos biodegradables, comprar bebidas con envases retornables, regalar o canjear lo que no necesitamos y actuar siempre protegiendo el bien común.
· Cortes de rutas y calles. Utilizar esta estrategia de lucha masiva al alcance de todos, para romper con la lógica de acumulación capitalista y habilitar un espacio de encuentro y resistencia en donde los cuerpos, al mismo tiempo que no circulan ni trabajan, impiden el traslado mecánico de aquellos sumergidos en su cómoda conformidad.
· Transportes alternativos. Trasladarse en bicicletas, caminar o compartir entre varios un automóvil, contribuye a disminuir el consumo de combustibles que comercializan las multinacionales petroleras, y cuyo uso provoca la emisión de gases que agravan la contaminación y el calentamiento global.
martes, 11 de marzo de 2008
Resistencia- alternativa
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